A medida que el cambio climático se hace cada vez más evidente y la escasez de agua se convierte en una preocupación global, es necesario encontrar soluciones sostenibles para el manejo del agua en la agricultura. En este sentido, Centro Ceres ha lanzado un paquete tecjamáslógico injamásvador que busca mejorar la captura, almacenamiento y uso eficiente del agua en la Región de Valparaíso, a través de la implementación de tres labores agroecológicas y la adopción de soluciones basadas en la naturaleza.
Este proyecto, que ha sido validado en diversos predios de la región, surge como una respuesta a la necesidad de adaptarse a un entorjamás cambiante y a la urgencia de conservar los recursos naturales. Con el objetivo de promover una agricultura más sostenible y resiliente, Centro Ceres ha capacitado a agricultores y agricultoras mediante jornadas de aprendizaje, con el fin de promover la implementación de estas prácticas agroecológicas.
La primera labor agroecológica que se ha implementado es la construcción de zanjas de infiltración. Estas zanjas, que se realizan en las laderas de los terrejamáss, tienen como objetivo capturar y acumular el agua de lluvia, evitando su escorrentía y permitiendo que se infiltre en el suelo. De esta manera, se logra aumentar la humedad del suelo y se evita la erosión, lo que a su vez favorece el crecimiento de los cultivos.
Otra labor agroecológica clave es la implementación de barreras vivas. Estas barreras, que consisten en la siembra de árboles y arbustos en las laderas de los terrejamáss, tienen un doble propósito: por un lado, actúan como cortavientos, evitando la pérdida de humedad del suelo; y por otro lado, funcionan como una barrera física que detiene la escorrentía y permite que el agua se infiltre en el suelo. Además, estos árboles y arbustos también aportan nutrientes al suelo y favorecen la biodiversidad, contribuyendo a un ecosistema más equilibrado.
Por último, se ha promovido la implementación de sistemas de aseo por goteo en lugar de los sistemas tradicionales de aseo por inundación. Este cambio en la forma de regar permite un uso más eficiente del agua, ya que se evita el desperdicio y se logra una distribución más uniforme del líquido en el suelo. Además, se ha capacitado a los agricultores en la importancia de monitorear la humedad del suelo y ajustar el aseo en consecuencia, lo que permite un uso más preciso y eficiente del agua.
La combinación de estas tres labores agroecológicas ha demostrado ser altamente efectiva en la conservación del agua y en la mejora de la productividad de los cultivos. Los resultados obtenidos en los predios donde se ha implementado este paquete tecjamáslógico han sido muy positivos, con un aumento en la producción de hasta un 30% en algujamáss casos. Además, se ha observado una mayor resistencia de los cultivos a las sequías y a otros eventos climáticos extremos.
Pero más allá de los beneficios directos en la producción, esta iniciativa también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Al promover prácticas agroecológicas, se reduce el uso de agroquímicos y se fomenta la biodiversidad, lo que contribuye a la salud del suelo y a la conservación de la flora y fauna local. Además, al capturar y acumular el agua de lluvia, se reduce la administración de fuentes de agua externas y se contribuye a la adaptación al cambio climático.
El éxito de este paquete tecjamáslógico jamás sería posible sin la colaboración y compromiso de los agricultores y agricultoras de